Oil cleansing: o cómo me libré del acné al dejar de lavarme la cara

by - julio 25, 2014


Hace unos días leí un post en LabMuffin (un blog que sigo desde hace un tiempo y que me encanta) sobre la limpieza facial con aceite. Esta blogger tiene más o menos el mismo tipo de piel que yo: grasa y acneica, y después de varios días haciendo esta rutina, los resultados fueron bastante positivos, por lo que me picó la curiosidad.

Esta técnica (también conocida como oil cleansing) consiste en desmaquillar y limpiar la cara sin emplear agua ni detergentes, que resecan y agreden la piel y pueden provocar un efecto rebote: la piel, al verse atacada, segrega más grasa para protegerse, nosotras al tener la cara más grasa, nos la limpiamos con productos astringentes y así entramos en un círculo vicioso. Lo único que se usa para limpiar la piel es aceite vegetal (normalmente una mezcla de un par o más, según tu tipo de piel).

La clave está en que para disolver el sebo tenemos que usar una sustancia afín, y los aceites son perfectos para este fin, ya que disuelven el sebo, el maquillaje (incluso el waterproof) y la suciedad, y al mismo tiempo preservan el manto lipídico de la piel, impidiendo que se reseque y se deshidrate. Me llamó tanto la atención este método que decidí probarlo, ya que a la autora del post (y más gente que lo ha probado) aseguran que mejora la calidad de la piel grasa y/o con acné, contrariamente a lo que pueda parecer, pues por norma general las personas con piel grasa debemos huir de todo los que sean aceites y grasas.

Y sin embargo funciona.
Pero el proceso no es tan sencillo como embadurnarse la cara con aceite y pasarte un algodón, sino que se trata de un proceso que lleva su tiempo, ya que se hace en tres fases. El método original funciona así:

-Aplicar el aceite sobre el rostro y masajear para disolver la suciedad.
-Empapar una toalla pequeña o una manopla de baño limpia en agua muy caliente (pero sin exagerar, no nos vayamos a quemar), escurrir y colocar sobre el rostro durante unos 60 segundos para abrir los poros y permitir que salga la suciedad.
-Retirar el aceite con pañuelos de papel o la propia toalla y repetir el proceso una o dos veces más.

Esta versión la he probado y es la más efectiva, ya que después de quitarte el aceite por segunda vez se te queda el rostro completamente limpio y sin rastro de grasa. Pero tiene la gran pega de que quita mucho tiempo, que es algo de lo que no solemos ir sobradas, así que yo realizo una versión más simplificada (aunque menos efectiva):

Hay que aplicar el aceite sobre el rostro, masajearlo muy bien, y retirarlo con un pañuelo de papel, y este proceso hay que repetirlo dos veces más (es decir, un total de tres veces). En ningún momento hay que aclarar o enjuagar la cara con agua. En el último paso basta con limpiar el rostro con más cuidado para eliminar todo el aceite que podamos. Aunque debo reconocer que yo no llevo tan estrictamente, y a veces hago trampa aplicándome el aceite una sola vez y luego retirando los restos con un algodón empapado en tónico hasta que ya no salga ninguna traza de maquillaje.

Mi experiencia

Hace unas semanas me atreví, aún a pesar del miedo que tenía de que me empeorara el acné. Me limpié la cara con aceite de oliva y me acosté rezando para no amanecer con la cara peor, ya que estaba pasando por un brote de acné un poco rebelde que me tenía amargadilla. A la mañana siguiente me desperté y me llevé la grandísima sorpresa de que mis granos habían desaparecido prácticamente en su totalidad (tan sólo quedaban un par que estaban más enquistados). Aún impresionada por los resultados, continué con este proceso durante varios días y en todo ese tiempo mi acné se fue definitivamente (excepto por un par de los típicos granitos premenstruales). En todo este tiempo he estado combinando esta técnica con el uso de otros productos naturales: gel de aloe vera ecológico para hidratar y una mezcla al 50% de vinagre de manzana y agua para tonificar (pero sólo por la noche, por el olor).

Casi tres semanas después de comenzar esta técnica pude constatar los siguientes cambios en mi piel:

-El acné se había ido
-Tenía la piel más luminosa y con mejor tono
-Seguía teniendo el cutis graso, pero no tanto como antes
-Ya no me notaba la piel deshidratada como anteriormente
-Las líneas de expresión que tenía en la frente se habían difuminado considerablemente.

Pero pasó lo que me sucede siempre: pasé por una semana un poco estresante con falta de tiempo y abandoné la limpieza con aceite, y pasé a algo peor: muchas veces acababa tan cansada por las noches que ni me lavaba la cara antes de irme a dormir. Muy mal, lo sé, y mi cara se encargó de recordármelo con una nueva tanda de granitos. En cuanto volví a la limpieza con aceite, se fueron nuevamente.

En otro post contaré más información sobre este método, ya que hay mucho que contar, especialmente sobre qué tipos de aceites usar, ya que ni todos valen ni sirven los mismos para todo el mundo.
¿Te ha gustado este post? Compártelo y haz difusión:

Te pueden interesar

0 comentarios